Tengo ganas de ceñirte, de volver a mis andanzas,
envolverte con las danzas de las notas y las rimas,
de escribir sin preguntar si parece malo o bueno,
de absorber y de expulsar de mi alma su veneno.
Transcribir mis pensamientos con tendencias compulsivas,
de expresar mis sentimientos en terapias vespertinas,
y encontrarte entre las letras donde todos tus regresos
me regalan la anatomía de los abrazos y los besos
que forman la antología de los deseos nocturnos
y concurren en la poesía de mis versos taciturnos.
Tengo ganas de escibir
y he vuelto para hacerlo.