tun tun , tun... comienzan a sonar los tambores, de pronto todo se llena de fiesta y alegria, a ritmo de una gaita que parece hablarnos de nuestra tierra y nuestras raices, no podemos evitar comenzar a movernos, inicialmente nuestros pies, luego nuestras manos, y poco a poco todo nuestro cuerpo se ve envuelto en la magia de las maracas y la tambora alegre que al compás de cumbias, porros, puyas y esos sones tradicionales de nuestra costa, nos llenan de cierta emoción que yo personalmente he definido como la emoción de ser colombiano, esos son los ritmos de colombia, lejos de los sonidos agitados y repetitivos del reggeton y los estrepitosos sonidos del metal rock, nos hacen identificar en la cadencia de sus sonidos con algo demasiado abstracto para describirlo con palabras... Es entonces cuando uno piensa en Colombia y se la imagina llena de niños corriendo por las calles, jugando con sus bicicletas, con sus patines o con sus carritos de madera, se imagina a los jovenes, divirtiendose, quizas en un campamento por la noche, al rededor de fogatas y guitarras, disfrutando sin peligros de nuestra exuberante riqueza natural... Se imagina a los adultos dirigiendose a su trabajos, alegres y llenos de vida, a los ancianos contandoles a sus nietos historias mitificadas, de viejos tiempos que ellos recuerdan con añoranza... es entonces cuando uno deja de imaginarse a su pais, lleno del sonido de bombas y metrallas de fusil y lo comprende como un pais lleno de musica de gaitas, tambores y maracas...
0 comentarios:
Publicar un comentario